El día de hoy, fui a visitar a dos de mis grandes amigos.
Básicamente, porque quería relajarme, conversar y estar con ellos un rato, pasar el tiempo acompañado.
Me di cuenta de todo lo que pudo haber estado pasando por mi mente, que básicamente me convirtió en una persona un poco escondida en sí misma, pero de una manera muy superficial.
Llevar las cuentas correctamente, a un punto estricto, me permitió tener una visión mucho más amplia de dónde estoy y hacia dónde quiero ir, en términos monetarios. Tanto que ahora tengo la posibilidad de llevar mi vida personal con estados financieros como si fuese mi propia empresa, una buena práctica para cuando tenga mi empresa real.
Trabajar casi 24/7, para aprender tanto lo que debo hacer, como lo que no debo hacer, para desarrollar mi lado mental, generando conocimientos y hojas de ruta muy importantes que me permiten incluso llegar a reportar y dar opiniones al lado de los altos cargos, esto me permite tener una visión más clara de lo que se debe hacer para llevar a cabo la planificación, organización, dirección y control en una empresa.
Sin embargo, hay un punto en el que no me enfoqué, simplemente lo di por olvidado. El lado emocional, el lado social.
Al inicio pensé que no era necesario, que podría vivir sin él, al menos mientras durara mi entrenamiento, sin embargo, conforme pasaba el tiempo, sentí que perdía el balance, sentí que me volvía frío y que no trataba de la misma manera a las personas.
Llegando al punto que algunos o algunas de mis amig@s me preguntaban qué me pasaba, y por qué había cambiado. O algunas personas desconocidas, me preguntaban cómo era posible que lo tuviera todo pensado y en la mente, y que no pudiera ser espontáneo.
Esto me hirió, hirió mi ego para ser más exacto. Por lo que decidí cerrarme e ir hasta el límite, para demostrar o demostrarme que no necesitaba el lado social.
Pues, buena fue la sorpresa, que para el día de mi cumpleaños, tan lejos había ido, que básicamente me olvidé de programar la celebración. Y la pasé sólo, tanto que fue el momento, que como un amigo mío lo llamó "MELTDOWN" de mi programa intensivo de extremismo anti-social. Jajajaja
Es peligroso, muy peligroso. Nos convencemos de que el trabajo nos va a sacar adelante, nos hará olvidar las cosas, nos convencemos de que el sueldo o las utilidades nos harán felices. Nos convencemos que no necesitamos a nadie y somos autosuficientes.
Hasta que llega el día en que toca descansar. El día en que te das cuenta de que... A pesar de todo lo que tienes, todo es inmóvil, todo es inerte... No hay vida, y ahí te sientes sólo...
Espero que esta reflexión ayude a quien la lea completa, y no es para deprimirse, simplemente es para entender que... Dejar de lado la vida social al inicio tiene sus beneficios en cuanto a que tienes más tiempo para trabajar o estudiar.
Pero... finalmente, cuando llega el día en que no tienes ni que trabajar ni que estudiar... Te sientes sólo y con miedo de que esa soledad se convierta en parte de ti por el resto de tus días.
Así que, como bien dice mi papá...
BALANCE es la palabra. Hay que buscar el balance.
Balance entre lo físico, lo intelectual y lo social.
Uno es tan débil como el eslabón más débil de esta trinidad humana.
Saludos!
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